"On me dit que le destin se moque bien de nous, qu'il ne nous donne rien et qu'il nous promet tout"

sábado, 3 de marzo de 2012

Like a rolling stone

Dicen que siempre estamos a vueltas con el amor. ¿Y qué? Necesitamos una voz que cuente nuestra historia de amor fallida. Comprobar que ya le pasó a alguien. Cuando nuestro mundo se cae con todo el equipo, necesitamos que pase el tiempo (ese que dicen que todo lo cura) y, mientras, apoyarnos en algo que nos devuelva la fe o que nos acompañe en ese túnel a oscuras que atravesamos.
Ya, “mal de muchos consuelo de tontos”, pero cuando te dejan tirado no estamos para ponernos tiquismiquis con la calidad del consuelo al que nos aferramos. Bendita sea en esos casos la canción que penetra y nos alivia el picor, amansa la ira y, aunque no dé respuestas, nos reconcilie un rato con el despiadado mundo en el que hemos tenido la desgracia de caer.
Por otro lado, están las canciones de exaltación del amor. De celebración del encuentro con un alma gemela cuando ya lo dábamos todo por perdido. Cuando estábamos tan cínicos y teníamos tanto callo en el corazón que ningún sentimiento pasaba más allá de nuestra entrepierna. Esas canciones tienen truco. Es curioso cómo la que había sido la banda sonora de nuestra excitación y que tanta positividad nos provocaba, puede tornarse, si es que finalizó la aventura amorosa, en la desencadenante de un episodio de tristeza, nostalgia, frustración o, lo que es peor, de todo esto a la vez, cuando suena tiempo después en el momento más inesperado e inoportuno.
Los que hayáis vivido un gran amor este verano, ahora que todo se acaba, vigilad la canción que os ha hecho de banda sonora, porque la carga el diablo.